Por el accidente, pensé mucho en el momento del regreso, de como iban a ser las cosas en el día a día. Una de las cosas en que pensaba era en como se produjo el accidente y sus consecuencias, el accidente fue imposible de evitar, y sus consecuencias (hombro quebrado) caí en la conclusion que en gran medida se debió -tal vez- a la velocidad que llevaba, 90 km/hr, una velocidad adecuada para la autovía por donde circulaba, pero desgraciadamente muy alta como para caerse y pegarse un palo . O sea, que si me hubiese accidentado igual pero a mas baja velocidad, quizás -tal vez- no hubiese tenido esas consecuencias
Por todo ello, ya había tomado una decision: no podía seguir todos los dias yendo y viniendo del laburo, tentando a la suerte con la velocidad, no tiene sentido. Un auto no era la solucion, porque atravesar la ciudad en auto... se va mas rapido caminando ; entonces decidí lo siguiente: volver al primer amor, a mi primera moto que tuve, una moto que me lleve y me traiga del laburo y que no tenga manera de levantar las velocidades que levanta la Twister, que aunque uno la quisiera andar despacio, su carácter no lo permite
La primera moto que tuve ha vuelto, y junto con ella vuelven los dos tiempos : aquí en la agencia a punto de ser entregada a su dueño
Su tablero en sus primeros minutos de vida :
Con ustedes, he aquí el glorioso y legendario ciclomotor Zanella!
El corazón del dos tiempos
Lo compramos a medias con Berta, asi ella tambien tiene con que moverse (no sabe manejar moto con marchas ). Con la Twister voy a seguir yendo algunas veces al laburo, cuando tenga ganas o lo que sea, pero la idea era dejar de tentar al destino todos los dias ida y vuelta del laburo a 90/100 por hora , no hay ninguna necesidad