Después de vivir el encuentro espectacular de San Luis, me tocó una vuelta un tanto accidentada. Les paso a contar en forma más o menos resumida ya que muchos me estuvieron preguntando.
Resulta que emprendimos la vuelta solos con Chechi alrededor de las 11 de la mañana. A la moto desde hacía un tiempo le venía patinando un poco el embrague, pero pensé no era algo grave ya que subía rapidamente en vueltas y después se ve que acoplaba y las vueltas bajaban. Esto pasó después del cambio de aceite, donde cambié de Repsol a Motul 3000... imagino que habrá quedado residuo del aceite viejo y eso hizo que patine.
Algunos km antes de llegar a Lavoulaye el embrague cada vez empieza a patinar más, ya era imposible manejar. Entonces paramos y veo que la manija había perdido el juego libre, entonces le ajusté la regulación para dejar un juego libre en la palanca. Eso me permitió seguir, pero empecé a escuchar un ruido "TAC! TAC!" muy feo que después veo que provenía de que a la corona se le habían barrido los dientes y cuando tenía que hacer fuerza saltaba un eslabón. A duras penas y acompañado por otros motociclistas del club ybr que vieron mi problema y me escoltaron logré llegar a Laboulaye.
Ahí me contacté con Leo-rx y mediante un amigo suyo logró contactarse con un motero de Laboulaye. Antonio, un verdadero capo que en un rato estaba en la estación de servicio viendo en qué me podía ayudar. La cuestión es que al rato habíamos cambiado la corona a la moto. No sé como hizo para conseguirla un 1ro de mayo!!! Y encimá no me quería cobrar nada más que el repuesto, un verdadero capo que sin conocerme me dió una gran mano... yo creo que estas cosas solamente pasan entre motociclistas y es un gesto más que gratificante.
Con corona nueva ya parecía que podíamos seguir viaje. Todavía estábamos a 500 km de casa y salimos con la moto andando bastante bien, pero al poco tiempo volvió el problema del embrague. Ya no me quedaba regulación y quedamos a mitad de camino entre Rufino y Laboulaye con la moto como si estuviera constantemente en neutro. Llamamos por el poste de SOS pero no funcionaba el micrófono!! Así que intentamos parar una camioneta para que nos lleve hasta Rufino, estaba oscureciendo y nadie paraba. Finalmente paró un auto que nos ofreció remolcarnos... cosa que sabía era muy peligrosa, pero dada la situación de estar tirados en el medio de la nada accedí mandando a mi novia en el auto. Como la soga era muy larga le dí más de una vuelta al manubrio... gran error! después de andar un rato la soga, que estaba atada a la parte derecha del auto y quedaba en diagonal, me empezó a dar unos tirones muy feos y no sabía como hacer para avisarles que aflojen. Finalmente me hicieron ir al piso despedido de la moto. Creo que no duré ni 1/2 segundo en el piso que ya estaba parado haciendo señas por si venía algún auto y sacando la moto de la ruta. Por suerte en ese momento no pasaba nadie, y gracias a las protecciones no sufrí ni un sólo rasguño. El pantalón se raspó bastante la rodilla izquierda y la campera y botas también con varios raspones. La moto se raspó la careta, el espejo, se rompió la manija de embrague, el puño izquierdo y el baúl lateral también todo raspado, fue el que aguantó gran parte del peso de la moto. Sólo esos fueron los daños, realmente la saqué barata.
Después de la caida, la gente del auto nos pasó el teléfono de un auxílio... debería haber sido antes ¿no? El auxilio vino bastante rápido y al rato estábamos en el ACA de Rufino, a 450 km de nuestra casa, donde quedamos con mis suegros para que nos pasen a buscar en una kangoo donde intentaríamos cargar la moto. Para esto había hablado con Antonio, el que me había auxiliado en Laboulaye, y enseguida le comentó a un amigo motero de Rufino que al rato apareció a ver si necesitábamos algo. Otro grande más!! En realidad ya no podía hacer mucho para ayudarnos, pero nos hizo el aguante mientras esperábamos que nos vengan a buscar. Hablamos un poco de todo y hasta estaba enterado del encuentro del Club Twister porque tiene un amigo que está registrado en el foro. Al rato le avisó y vino Tito que seguramente ya lo veremos por acá o en algún encuentro aunque por ahora sólo entra a leer.
Después de algunas horas llegaron mis suegros con la camioneta y ahora nos enfrentábamos al desafio de hacer que entre la Falcon dentro de la Kangoo. Tuvimos que luchar algunos minutos pero finalmente entró calzada y llegamos a casa como a las 5 de la mañana.
No me queda más que agradecer a todos los que me dieron una gran mano en este regreso a casa accidentado que por suerte quedará sólo como una anécdota.